¡Ay dios mío! Soñé el mismo sueño cuando era estudiante de tercer grado en la clase de la Sra. González. ¿Podría ser esto real o simplemente otro mensaje de Dios? En un “abrir y cerrar de ojos”, apareció el ángel celestial vestido de blanco con alas como un águila. Tenía tanta curiosidad, pero aun así tuve el coraje suficiente para ir con él cuando me llamó para ir con él nuevamente a la Ciudad Más Hermosa. Sus palabras fueron tranquilizadoras, dulces y convincentes cuando dijo: “ Alicia, ven y sígueme. llévame al lugar más hermoso que jamás hayas visto.

Los dos volamos como un jet supersónico hacia esa gloriosa ciudad con puertas de perlas y resplandecientes calles de oro. Me sentí como la niña, Dorothy en la película El mago de Oz, que hacía ruido con los tacones mientras seguía el camino de ladrillos amarillos. Sin embargo, estas calles eran de oro real. En mi sueño, me preguntaba por qué la ciudad nunca se oscurecía. ¿Cómo se iluminaba de día y de noche? Quería saber el nombre del ángel, así que le pregunté y me dijo que su nombre era Gabriel. Soy el ángel mensajero, a quien se le ha encomendado llevarte a la gloriosa ciudad llena de gloria y gracia.

Es la ciudad eterna donde hay alegría, paz y bondad. Además, hay un rey eterno, que ama y gobierna Su reino de huestes angelicales y gente celestial con gloria, poder y gracia. Gabriel dijo: “Alicia, Dios ha provisto un lugar eterno donde Su pueblo lo alabará y adorará para siempre, y nunca morirán de viejos, ni se enfermarán y morirán. El Rey enjugará sus lágrimas de tristeza y dolor por aquellos que una vez conocieron en la tierra. Al escuchar estas alentadoras palabras, Alicia sintió el coraje de permitir que Gabriel la acompañara a la Ciudad Más Hermosa, donde recordó haberse encontrado con sus padres la primera vez que soñó en la cabaña cerca del mar azul oscuro y profundo mientras se hospedaba en Timberlee.

Gabriel era un ángel enorme y majestuoso en el que Alicia confiaba mientras él tomaba suavemente su mano para volarla a través de las nubes del arcoíris. De alguna manera me di cuenta de que también me habían dado alas, y ambos volamos a esa asombrosa ciudad. Allí, a lo lejos, vi el río azul oscuro que fluía debajo de un Puente Dorado. Hay un largo río azul oscuro que lleva agua desde un extremo de los coloridos árboles extravagantes hasta el borde del horizonte. Eventualmente se extiende hasta una enorme montaña que va al centro de esta impresionante, majestuosa y esplendorosa ciudad.

El color de los árboles flamboyanes cerca de la montaña era brillante y colorido. Aunque he visto solo rojos, mientras viajaba por todo Puerto Rico. Estos hermosos árboles parecen cambiar de color. Son verdes, morados, amarillos y azules, lo que me recordó a los altramuces terrenales que florecían en primavera. Además, me asombró ver que todos los flamboyanes producen una gran variedad de frutas pasionales como mangos, tamarindos, papayas, guayabas, nectarinas y muchas más.

Al entrar al Puente Golden Gate que estaba cubierto con doce piedras preciosas, allá a lo lejos, vi otra visión de toda clase de personas celestiales y huestes celestiales. Había un hermoso castillo hecho de oro; sus campanarios y ventanas tienen la forma y el diseño de cruces de una gigantesca catedral. Escuché el sonido melodioso de las trompetas mientras la gente celestial y las huestes angelicales se preparaban para inclinarse para adorar a su rey mientras volaba hacia la ciudad en un caballo blanco. Alicia quedó asombrada cuando vio a la gente de muchas naciones esperando con anticipación para contemplar la belleza y majestuosidad de su rey cara a cara

mientras aplaudían, bailaban y cantaban cánticos de alabanza y adoración al Rey de Reyes y Señor de Señores. Llevaba una corona de oro con doce piedras preciosas de colores. Además, estaba vestido con ropa blanca y púrpura; su cabello era lanudo y blanco como la nieve, pero Alicia estaba un poco temerosa, porque sus ojos eran como un horno en llamas. Gabriel aseguró y consoló a Alicia diciéndole: “¡No tengas miedo de Su apariencia, Alicia! “Ahora, podemos contemplar a nuestro rey cara a cara en toda su gloria, gracia y poder.

Nos acercamos mientras volábamos hacia la luz brillante que estaba en medio de La Ciudad Más Hermosa. Todos en esta gloriosa ciudad tenían una habitación especial para vivir en el enorme castillo que flotaba en el aire. Al entrar a la ciudad, las puertas de perlas se abrieron y salté de alegría y asombro mientras volaba para abrazar a mis padres. Me saludaron y me abrazaron también. En mi sueño sentí un gozo, una paz y un consuelo abrumadores cuando mis padres compartieron su gozo y paz eternos con su rey, quien siempre estuvo con ellos para siempre.

Estaban orgullosos de mí, porque de alguna manera sabían que amaba a mi mamá, la señorita Runfio, y finalmente me desperté y descubrí que mi mamá se había quedado dormida. Sé que está escrito en las palabras del Rey Jesús que un día Él regresará a la tierra y se llevará a todos los creyentes, aquellos que han fallecido y que ahora viven en esta tierra a un lugar especial que he llamado “La Ciudad Más Hermosa.”